Un camión con exceso de carga de propileno provocó más de 200 muertos en un camping cercano

FOTO PIPE LOPEZ
Se han cumplido recientemente 40 años del accidente en el camping de Els Alfacs (Tarragona), en el que un camión cisterna cargado con más de 23 toneladas de propileno provocó una bola de fuego que dejó más de 200 muertos. En estas cuatro décadas, y en gran parte a causa de esa catástrofe, muchas cosas han cambiado en materia de regulación del transporte de materias peligrosas para evitar que algo así vuelva a ocurrir.
Un accidente químico con unas consecuencias de esta magnitud siempre es fruto de una sucesión de causas y en este caso concreto corresponde a varios hechos ligados al transporte de la sustancia. Entre ellos, el exceso de carga del camión y el paso por una zona donde había población.
El propileno es un gas extremadamente inflamable que se transporta en estado líquido, lo que significa que ha sido previamente presurizado, algo que lo dota de un mayor riesgo. Aquel 11 de julio de 1978 la temperatura exterior provocó que el contenido de la camión cisterna se fuera calentando y alcanzara las condiciones termodinámicas para que se produjese la explosión y consecuente bola de fuego (BLEVE) del recipiente, Esta bola de fuego causó la muerte por quemaduras mortales de 215 personas que se encontraban en el camping Els Alfacs, situado en el tramo de la nacional 340 donde tuvo lugar el accidente.
Actualmente la normativa de transporte de MMPP impediría que una catástrofe similar volviera a ocurrir. Primero, porque las medidas de seguridad de los vehículos destinados a este tipo de transportes han mejorado considerablemente. TEMA señala que existen protocolos de seguridad muy rigurosos en cuanto a la carga. “Hoy en día el RIMP, Red de Itinerarios para Mercancías Peligrosas, está diseñado para que la circulación de este tipo de mercancías quede alejada de núcleos de población y de elementos vulnerables que concentran en su interior un importante número de personas”.
Por todo ello, TEMA explica que hoy, 40 años después, sería difícil que una tragedia así volviera a ocurrir aunque “el factor humano siempre juega un papel importante en la seguridad y es más difícil de controlar”.