Seguridad en la selva. Cómo evitar riesgos en proyectos en sitios remotos

El de TEMA Perú es un equipo experimentado en la gestión de trabajos en localizaciones de difícil acceso, que complican tanto la logística como la gestión de la seguridad.

Los proyectos de recuperación y preservación del entorno natural en ocasiones implican el trabajo en lugares remotos, lo que complica la logística y la seguridad del servicio. El equipo de TEMA Perú está acostumbrado a estos escenarios, con la selva como protagonista, y su amplia trayectoria les ha permitido desarrollar un sistema de gestión HSE (Health, Safety & Environment) muy completo y riguroso que se pone a prueba y mejora con cada nueva experiencia.

La seguridad de todo el personal desplazado en un proyecto de este tipo es una prioridad absoluta para la dirección de TEMA, una política que ha permitido reforzar esta área y volcar esfuerzos en la prevención.

“Si no se cuenta con el personal idóneo, éste puede poner riesgo su vida y la de sus compañeros”.

Un elemento clave para el buen funcionamiento de estos proyectos es la selección del equipo humano, como explica Juan Carlos Cáceres, supervisor de seguridad, salud ocupacional y medioambiente de TEMA Perú: “Las personas asignadas deben ser capaces de manejar sus emociones ante las adversidades propias de un ambiente inhóspito, que pueden generar frustración y fatiga aún hasta al más experimentado”. Para ello, se realizan varias sesiones de instrucción y capacitación específicas, tanto teóricas como prácticas, enfocadas a conocer los peligros identificados y cómo actuar ante ellos. También es importante que el personal desplazado a campo esté en buen estado de salud y tenga las condiciones físicas óptimas para ello. Esta aptitud se valida mediante un Examen Médico Ocupacional (EMO) adaptado a las funciones a realizar, además de un control estricto de las vacunas necesarias. En palabras de Juan Carlos Cáceres: “Si no se cuenta con el personal idóneo, éste puede poner riesgo su vida y la de sus compañeros”.

El trabajo previo incluye la elaboración del IPER (Identificación de Peligros y Evaluación de Riesgos), que recoge todos los escenarios posibles durante las actividades a desarrollar, así como las medidas de control necesarias para sortearlos. Este documento se nutre de las experiencias vividas por los miembros del equipo y está abierto permanentemente a cambios, en función de la evolución de las circunstancias que envuelven al proyecto y del día a día en campo.

Un día de trabajo en la selva

La lista de peligros suele ser larga y muy variada, contempla desde el estado del terreno y la climatología de la zona a los animales que se pueden encontrar o las relaciones con las comunidades nativas. Todo ello durante jornadas de muchas horas, con traslados complejos y una duración que, en algunos casos, puede llegar a ser de varias semanas.

Tras la intensa preparación para afrontar un proyecto de estas características, llega el día de partir hacia la realidad del trabajo. Suele comenzar con un desplazamiento en avión desde la capital, que va seguido de otro por carretera de unas ocho horas y un tercero fluvial. Cuando las comunidades locales autorizan el ingreso, se instala el campamento móvil en la población más cercana al lugar de actuación, que irá variando de localización en función de las evaluaciones y muestreos que se realicen.

Los desplazamientos incluyen medios aéreos, terrestres y fluviales y caminatas de varias horas.

“El día comienza con los ruidos de los animales nocturnos sonando de fondo, al tiempo que el cocinero, en pie desde las 4.30 de la mañana, prepara el desayuno. Conviene ser rápido puesto que los servicios higiénicos se utilizan por turno de llegada. A las 5.30 h se sirve el desayuno”, relata Juan Carlos Cáceres. Tras la charla obligatoria de seguridad, se prepara todo el material para el traslado diario, siempre con la supervisión adecuada para evitar riesgos. “También realizamos la prueba de alcoholemia para evitar el consumo de bebidas habituales en la población local que chocan con la política de alcohol cero de la compañía”, remarca Cáceres.

Durante el recorrido a pie, los colaboradores locales avanzan al frente habilitando la trocha con el uso del machete, prestando especial atención a los peligros que puedan aparecer: superficies u objetos punzantes, terreno resbaladizo o inestable, deslizamientos de rocas, caídas de árboles, grandes paneles de avispas, arañas venenosas, la hormiga isula y un largo etcétera de posibles acontecimientos poco o nada deseables. Aquí juega un papel importante el cansancio, tal como explica Cáceres: “Al inicio normalmente todos estamos con buen ánimo, atentos en toda dirección ante el menor ruido o movimiento, pero conforme avanzan las horas de caminata el cuerpo se resiste a avanzar y deja de prestar atención a dónde se colocan los pies”. Hidratarse y descansar son tareas obligatorias. Del calor intenso se pasa a la lluvia y viceversa, las condiciones climatológicas tienen sus propias técnicas de prevención y su uniforme correspondiente.

El cansancio aumenta las posibilidades de sufrir un accidente. Es importante descansar e hidratarse.

Las actividades y traslados involucran habitualmente transporte fluvial, lo que requiere de unas medidas concretas, como asegurarse de que los miembros del equipo saben nadar.

Tras la experiencia por la selva, arranca la jornada de Evaluación de Impacto Ambiental propiamente dicha con el primer muestreo planificado del día. “La estrategia es siempre avanzar y cumplir al máximo lo planificado en las mañanas para evitar retornar al campamento sin luz diurna, por eso es importante la salida temprano”, argumenta el supervisor de seguridad.

El día termina no solo al obtener las evaluaciones y muestras, sino cuando estás de vuelta en el campamento. Tras la cena, el personal prepara nuevamente los materiales, revisa las herramientas, cambia los EPP deteriorados y realiza los reportes. En un proceso cíclico, Cáceres cuenta: “al finalizar la jornada, nuevamente escuchas de fondo los sonidos de los animales nocturnos, empañados por el trabajo del cocinero, que está finalizando sus actividades con el lavado de los utensilios”. El descanso es entonces la actividad más importante.

Desde el punto de vista de seguridad, en este tipo de proyectos nada es posible sin el trabajo en equipo, la comunicación debe ser cerciorada mil veces y el más mínimo detalle marca la diferencia para prevenir accidentes.